miércoles, 21 de octubre de 2009

Verde, que te quiero verde.

Peter y Miguel se arrastraban penosamente por los pasillos de su casa, de un lado a otro, de la cocina al sofá, del sofá a la cama... Era una tarde de domingo horrible, llovía a cantaros y no había absolutamente nada en la tele, nada en el ordenador, nada que leer, nada que hacer, nada de nada de nada!
Así que decidieron jugar al escondite por su casa adelante! Miguel ejerció su poder de amo y decidió que Peter pandaba primero, Peter ejerció el poder de sus dentecillos y le hizo saber sutilmente a Miguel que no le gustaba mucho su decisión. Tras una breve exposición de los argumentos de cada uno (y un mordisco bien dado por parte del verdoso cánido) Peter se fue a esconder muy decidido. Miguel contó hasta 69 mientras Peter correteaba por la casa buscando un lugar donde esconderse. Entro en la cocina y ojeo unos segundos hasta que vio el lugar perfecto, el lugar donde Miguel no le encontraría por mucho que buscase!
Justo encima de la mesa había un cesto lleno a rebosar de verdes y brillantes limas con las que la mama de Miguel pensaba hacer su riquísimo sorbete de lima. Peter subió de un salto a la silla, luego se impulso hacia la mesa y se metió de cabeza en el cesto de limas en el momento exacto en que Miguel exclamaba: -¡¡69!!
Busco por toda la casa, debajo de todas las camas, de todos los sofás, detrás de todos los muebles, dentro de todos los armarios... Pero no encontró a Peter en ningún lugar. Mientras, el verdecillo chuquel, tan cómodo como estaba en el cesto de limas, se quedo dormidito.
Tras una media hora buscándole y gritando su nombre, Miguel se canso y se fue a jugar al WOW.
Paso el tiempo y Miguel se olvido de Peter, entre orcos y hadas. Y Peter seguía cómodamente dormido entre limas, cuando la madre de Miguel decidió que era el momento perfecto para hacer su sorbete. Fue cogiendo las limas del cesto, sin saber que en el reposaba el perrito, mientras escuchaba su programa de radio predilecto. Cogía en automático una tras otra, las ponía sobre la tabla de madera, las cortaba a la mitad con un certero tajo y los exprimía. Y Peter aun dormía, ajeno a su negro negro futuro. La madre de Miguel seguía con su trabajo, y en una de estas, agarro al pequeñin que se despertó lentamente sin saber muy bien que pasaba. Lo estampo de mala manera contra la tabla de madera y clavo el cuchillo, gracias a dios sin mucha fuerza...
Peter sobrevivió, como? nadie lo sabe muy bien...

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